Las moscas en la Res

Autor: Alonso Uribe

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$ 299

SINOPSIS DEL LIBRO

Las moscas en la Res de Alonso Uribe es una obra poderosa tanto en el fondo como en la forma. A través de los ojos de Rogelio Escorcia, un periodista venido a menos, conocemos de primera mano un proyecto que cambiará la Historia de México. Enquistada en las montañas de Michoacán, Terranova se erige como una Ciudad-Estado (a la usanza griega): con sus propias dinámicas, reglas de vida y gobierno; su propio dinero y con un plan orquestado desde su misma fundación para que se les reconozca su estatus de independencia. Para lograrlo, los terranovos están dispuestos a luchar y entregar su vida si fuera necesario. Independencia y libertad o muerte.   



En esta novela, el autor utiliza la ficción como herramienta crítica y pone sobre la mesa problemas para reflexionar por qué un país como México se encuentra herido. Su estructura se divide en dos: por un lado, cada capítulo nos muestra cómo es la vida dentro de Terranova, su historia y los principales motivos que tienen para declarase como Ciudad-Estado; por el otro, Rogelio Escorcia está escribiendo una crónica desde el punto de vista de un “extranjero”, en la que, a través de entrevistas con gente que está en el poder, nos narra el carácter y la cultura de los habitantes de tan extraño y bello lugar, así como la visión que tienen sobre la economía y la política mexicana.



El periodista se pasea por las calles limpias y llenas de flores sin darse cuenta de que, en el fondo, entre las sombras, lo que están tramando es declararse como una región libre dentro del territorio mexicano.



Sin duda alguna, Alonso Uribe construye un entramado de personajes y situaciones que nos hacen reflexionar sobre el lugar en donde estamos parados como mexicanos.

Alonso uribe

“Mi madre decidió dónde parirme y yo decidí en dónde nacer. Y como es natural, nací en Mazatlán, Sinaloa”, suele decir Alonso, adicto a las charlas largas y variadas sin límite de tiempo, pero parco en cuanto a su vida privada. Abogado de profesión, también estudió Artes Gráficas, una maestría en Derecho Corporativo y actualmente se encuentra cursando un doctorado en la misma materia.


Apasionado del estudio, sigue cultivando su aprecio por la historia, la sociología, la filosofía y las artes en general. Tuvo un brevísimo paso por la Escuela Naval Militar de Veracruz. En Mazatlán fue peón en astilleros, despachador de farmacia, mensajero y una variopinta gama de oficios que apuradamente le daban para mantenerse. En sus veintes llegó a la Ciudad de México y trabajó como diseñador textil. Emigró ilegalmente a Estados Unidos, donde trabajó como carpintero mientras estudiaba un breve curso en la UCLA con nombre y papeles falsos, lo que no tiene empacho en contar.


Existencialista, neoludita y curioso, viajó a Turquía en 1994 con la idea de emular a Lord Byron y dar su apoyo a los kurdos en su lucha. Una vez ahí, olvidó su misión y se dedicó a aprender el arte del comercio entre kurdos y turcos, pasando largas temporadas entre México y Estambul, donde encontró una especie de segundo hogar.


En 1999, dejó su trabajo en la Casa de Bolsa de México y fue a la guerra de Kosovo como “observacionista” (él así lo define). Logró llegar por tierra a las fronteras alemanas, donde se enteró de que, mientras huía, la OTAN había bombardeado la antigua Yugoslavia. Decidió medir por propia mano la situación de los chechenos en Rusia, experiencia que en el 2000 no le resultó favorable porque los militares rusos le reprocharon mucho su visita a Moscú.

Y luego se casó, tuvo dos hijos y se dedicó al comercio entre turcos y mexicanos; después, al derecho corporativo en la industria de la joyería. Pero eso ya es otra historia.

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